Dar a luz ... Parte 2

18 marzo 2015

Para ver la primera parte pulse aquí

SIGO


Estábamos en la sala con la médico cuando me comentaban la noticia de parto inducido por rotura de bolsa. Se lo dijo a la enfermera que directamente vino con una bolsa de plástico más el pijama y acto seguido me llevaron al pabellón de dilatación y me pusieron en una habitación que por suerte la mía, solo había una cama.
Cuando ya me puse el pijama (un pelín feo por cierto), me acosté, llamé a mi prima, que será la madrina de mi hija cuando el bautizo y a la prima de mi madre que anteriormente había trabajado allí en el hospital y se conocía a todas las residentes (cosa que debo señalar que eso no me sirvió en parte) y en menos de media hora, estaban allí las dos conmigo junto a mi madre.

A eso de las 8:30 de la tarde, vino una enfermera que me hizo tactos y como no había roto entera la bolsa, me metió un palo muy largo y muy fino que debo decir eso sí, que no note nada ni me dolió tampoco después me colocó los monitores en silencio (para los nervios supongo) y la oxitocina y en menos de que canta un gallo empezaron las contracciones…

Mi madre las iba anotando en un cuadernillo para ver con qué frecuencia me daban a la vez que yo le decía…
“¡que viene! …. ¡Ya paró!”

Todo iba marchando a pedir de boca, las contracciones dolían pero hasta tal punto de soportarla viendo la cara de las que me acompañaban de un asombro por estar riéndome.
Hablábamos, yo mande un whatssap a todos diciéndoles que me ponía de parto, mis amigas y mi familia creaban grupos para estar al tanto de todo, nos hacíamos fotos, me llamaba mi padre y mis hermanos para que les contase del porque me habían ingresado ya… en fin como si la cosa en parte no fuera conmigo.

Pero vuelvo a repetir, ilusa de mí.

A las 9:30 de la noche, vino una enfermera a hacerme de nuevo los tocos diciéndome así, que solo estaba dilatada de dos centímetros, la cosa iba para largo…
Pasada la media hora empezaron las contracciones fuertes, fortísimas, dolorosas, descriptible como un dolor de regla pero a lo bestia…
Tan tan fuertes eran, que en plena contracción vomitaba y súmale todo eso a que me dio fiebre, así que a parte de la oxitocina, antibiótico en vena.

Aquí cometieron otra falta los médicos, puesto que no me pusieron un enema y en más de una ocasión, tuve que ir más de una vez al baño, agarrándome al cuello de mi madre por el dolor tan fuerte que ni me dejaba respirar.
Ya viendo que mi cara se tornaba pálida y viendo que ni me podía incorporar en la cama, me pusieron un salva-camas y ala… a cambiármelo cada vez que me entraba ganas, pero eso sí, involuntariamente puesto que yo me retorcía de dolor y eso al parecer hacía que yo defecara.

Por más que mi prima, mi tía y mi madre me dijesen, “Respira hondo, piensa en otra cosa, no grites cuando te duela que será peor”, yo quería, pero no podía.
Iba a llevarme música para relajarme y al final no me lo llevé por que no sabía siquiera que ese día ya estaría como iba a estar, además que yo creo que ni me hubiese servido, puesto que era un dolor terrorífico.

Las contracciones eran más y más seguidas y a penas me daba espacio para recuperarme y yo súper desesperada rezaba para que me viesen ya los médicos y me dijesen que ya había dilatado más pero ¡ni en broma!, cuando vinieron eran eso de la una de la mañana y decía que el cuello del útero ya estaba “borrado” pero que yo seguía de dos centímetros…

Imaginarse mi cara…

Yo quería que por favor me la pusieran ya la epidural, que no aguantaba un minuto más, pero cada vez que me incorporaban para ir a la sala, me decían que había otras parturientas esperando, puesto que ellas estaban ya dilatadas de 7, 8, 9 centímetros y que por supuesto ellas tenían más prioridad que yo…

Imaginarse de nuevo mi cara, pálida, descompuesta, rota de dolor, llorando a lágrima viva, temblando de pies a cabeza literalmente…

Mientras me llamaban y no para la epidural, pasaron horas interminables para mí hasta que llegaron las 3 de la mañana y ya me la pusieron.
Me levantaron entre mis tres acompañantes, yo iba sujetad a las tres mientras en la otra mano llevaba la oxitocina y el antibiótico y me senté en otra cama, ya en la sala donde habían dos enfermeras.

La primera me explicaba que me iban a hacer y la segunda era la que me la iba poniendo.

No fue al momento puesto que yo tenía que encorvarme y con el dolor de las contracciones me dolía bastante.
Una vez que me pude colocar bien empezó el procedimiento.
-Enfermera: Mire, ahora va a sentir el algodón con un poco de frío
… lo noté…
-Enfermera: Ahora va a sentir un pinchacito… 
… lo noté…
-Enfermera: Por cierto, ¿sabe usted que tiene un poco de escoliosis?, tiene una pequeña desviación de la columna
Yo: … … …
-Enfermera: Ahora va a sentir un poco de presión
… eso no lo noté..
-Enfermera: y ahora un pequeño calambre pero le tengo que advertir que no intente moverse, por favor
… eso no lo noté…

Y ya cuando me pusieron todo, me colocaron un esparadrapo en toda la espalda y me hicieron firmar el consentimiento…
Mi firma salió un poco desbaratada puesto que seguían las dolorosas contracciones.
Acto seguido me llevaron otra vez a mi habitación, me tumbé, conté como había sido todo puesto que ninguna pudo entrar conmigo y pasados 10 minutos más o menos sentí, un alivio muy profundo a la vez que se me dormía media espalda y de cintura para abajo, que debo decir, que vaya sensación más desagradable puesto que yo me tocaba las piernas y parecían de corcho, pero bueno, el dolor desapareció y pude descansar…

Eso de descansar es remoto, puesto que yo no pude dormirme por lo nerviosa que estaba, aun teniendo el cuerpo molido de haber aguantado tantísimo dolor.
A eso de las 5 de la mañana, vinieron a hacerme otra visita las enfermeras diciéndome que la fiebre había bajado también y que pusiese en decúbito supino derecho, puesto que el latido de mi bebé iba descendiendo.
Otra cosa más para que yo no pudiese pegar ojo.
Al rato se normalizaron las cosas y una hora después, me hicieron de nuevo los tocos.

Mi bebé no estaba ni encajada y tenía que realizar ya los empujes porque si llegaban las 8 de la mañana y no había encaje alguno, me metían directa a paritorio y así fue.
Como yo había dejado de notar las contracciones, mi prima y mi madre a ambos lados sujetándome para que empujara mientras mi tía me decía ¡ahora! Cuando el numerito rojo daba un subidón.
Y no había manera…

Mi bebé no se encajaba.
Yo empujaba pero para nada.
Y llegaron las 8 de la mañana, vino un enfermero y me subió con la cama junto a ellas a la sala de parto.

El paritorio la verdad que nunca me lo había imaginado así.
La habitación no era demasiado grande, estaba pintada de rosa con filos blancos, vitrinas con medicinas, un pequeño hueco con una mesa de metal y justo en medio estaba el potro, donde me pusieron allí espatarrada comenzando así los empujes.
Como os había dicho, mi bebé seguía encajada y no bajaba para nada por el canal del parto, y las matronas que había allí, que eran bastantes la verdad, me explicaban…
“Los bebés tienen que estar en posición como para tirarse de cabeza a la piscina, donde se puede ver su coronilla, pero a tu bebé le vemos una oreja”

Imaginaos otra vez mi cara…

Me lleve media hora empujando sin conseguir nada cuando de repente echaron a mi madre y a mi prima de la sala y llamaron al médico, haciéndome así, un corte desde la vagina hasta el ano, sacando por fin a mi pequeña, que salió llorando y con los ojos abiertos como platos.

Nació a las 8:45 de la mañana.

Cuando me la trajeron de la mesa de metal que os explique antes, me la pusieron piel con piel y ahí la que llore a moco tendido fui yo.
¡Qué sensación más bonita! ¡Por fin tenía a mi hija conmigo olvidándose me en parte, todo lo que había pasado con las dolorosas contracciones!
Todos se acercaban, dándome la enhorabuena, comentándome “ ¡que de pelo tiene!, es una niña preciosa, mira que ojos más bonitos, etc.”

¿Os acordáis de cuando relaté que me pusieron de lado por que los latidos de mi bebé bajaron? Pues resulta que estaba sufriendo ya demasiado y encima tenía una vuelta de cordón, pero afortunadamente, en el test que le hacen al segundo de nacer, de reflejos y tal, ¡todo daba 10!
Al poco solo pudo entrar mi tía, que me hizo una foto junto a ella para mandársela a mi prima y mi madre que estaban fuera muertas de los nervios, comprobando así que todo había salido genial.

Tuve que esperarme un buen rato para poder salir con mi bebé de la sala, puesto que como me habían rajado, me estaba cosiendo y eso tardo bastante.
10 puntos en total… 5 por dentro y 5 por fuera.

Al terminar, me pusieron de nuevo en la cama, llevándome a otra sala acompañada esta vez de mi madre y mi prima, donde allí comienza todo el papeleo, poniéndole algunas vacunas, mamando desde el minuto 1 sin problemas y quitándome las gasas del post-operatorio.
Una vez que me explicaron que tipo de papeles me tenía que llevar y por supuesto no perder ni en broma, avisaron de que ya me iban a subir a planta y ya tenía una habitación libre para mi sola y por suerte otra vez de una sola cama.

Cuando salí estaban mi abuela y mi padre esperándome, me dieron la enhorabuena, felicitándome por tener al bebé más guapo del mundo mundial y haciéndome fotos como cual famosa de revista.
Hasta aquí todo muy bonito ¿verdad?
Pues si os cuento que dure dos semanas en el hospital cuando lo máximo son 2 o 3 días ingresada…

Pero eso os lo voy relatando en otro post.
(gracias por leerme)



4 comentarios:

  1. Tu parto ha sido d batalla y ncima Dos semanas!!???. Pero bueno todo eso s t pasa cuando l ves la carita a tu bb. Saludos.

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    1. Siii dos semanas allí en el hospital fue de locura, mañana subiré la tercera y última parte.. Gracias por pasarte!

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  2. Madre mia,,,.... cada uno en us momento, la mejor experiencia. Yo también lo he vivido, y no lo cambio.- un saludo, me quedo por el blog.

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    1. Gracias! pero bueno, por eso me hace planetarme en un futuro si le daria otra vez hermanitos jajaja un saludo

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